La Lanza del Destino
La
legendaria Lanza de Longinus. Es la única arma que puede
herir al poderoso Espectro. La La lanza sagrada que atravesó
el costado de Cristo en su crucifixión llegó a las manos
de los guerreros teutónicos, quienes la convirtieron en
su talismán. En el siglo XX, Hitler, que conocía su significado
místico, se apoderó de ella.
En 1913, por las calles de
Viena, un miserable ex estudiante de arte intentaba en vano
ganarse la vida vendiendo pequeñas acuarelas. Ocasionalmente,
cuando el frío le impedía salir a la calle, vagaba por los
corredores del museo del palacio Hofburg. Se sentía especialmente
fascinado por un conjunto de piezas valiosas, conocidas
como «las insignias de los Habsburgo». Entre ellas el joven
vagabundo Adolf Hitler prestaba especial atención a la Santa
Lanza, que la leyenda identifica con la que atravesó el
costado de Cristo después que éste expirara en la Cruz.
La leyenda de la Santa
Lanza se origina en el Evangelio según San Juan, 19: 33-37:
Pero llegando a Jesús, como
lo vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, sino que
uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado
y al instante salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio
y su testimonio es verdadero; él sabe que dice verdad para
que vosotros creáis; porque esto sucedió para que se cumpliese
la Escritura: «No romperéis ni uno de sus huesos». Y otra
Escritura dice también: «Mirarán al que traspasaron». El
versículo siguiente cuenta cómo José de Arimatea obtuvo
permiso para llevarse el cuerpo de Jesús y, ayudado por
Nicodemo, lo colocó en una tumba en la noche de viernes
santo.
La hoja de la lanza de los
Habsburgo, la que según parece atravesó el costado de Cristo
crucificado. Al tratarse de una reliquia sagrada, la hoja
de hierro fue reparada varias veces con plata y oro durante
su larga historia. Ahora la mantienen unida un alambre y
una funda con inscripciones.
La Fascinación De La Lanza:
La escena final de Parsifal,
la última ópera de Wagner. A Hitler le fascinaba la leyenda
en que se basa la ópera. Ésta era la leyenda del arma que
tanto fascinaba al joven Hitler. Durante su primera visita
a la lanza la estudió con todo detalle. Medía 30 cm de longitud,
y terminaba en una punta delgada, en forma de hoja; en algún
momento, el filo había sido ahuecado para admitir un clavo
-al parecer, uno de los usados en la crucifixión-. El clavo
estaba sujeto con un hilo de oro. La lanza se había partido
y las dos partes estaban unidas por una vaina de plata;
dos cruces de oro habían sido incrustadas en la base, cerca
del puño.
Información Sacada De
Mundo Paranormal
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